Sunday, December 25, 2005

CAPACITACION - Entre dos bastones

En abril de 1997, mi amigo Gustavo Rayo Urrutia, me llamó por teléfono a la Dirección del Trabajo y me dijo que, dado que yo en no pocas ocasiones me había autodefinido como el contradictor número 1 del software “sispubli”, que estaba instalando el SENCE (Servicio Nacional de Capacitación y Empleo) para registrar la capacitación interna de los Servicios Públicos, me invitaba a integrarme a dicha institución para hacerme cargo de la reformulación de esa aplicación computacional. Acepté feliz el encargo.

8 años después, a partir de enero de 2006, soy yo, en representación del SENCE, el que está entregando el tema a la Dirección Nacional del Servicio Civil.

Cuando acepté el desafío, que estaba instalado en un sueño mucho mayor del SENCE, en cuanto, por esa época, bajo el liderazgo de Ignacio Larraechea, se estaba concretando la primera gran transformación institucional del Servicio, me encontré con una tarea de las más motivadoras que he asumido en mi vida laboral.

El tema era, y así lo entendía SENCE, recoger el bastón de "apoyo a la gestión de la capacitación de las instituciones públicas" que, como en una carrera de postas, había dejado la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo. En torno a esa lógica, este Servicio asumió la tarea que ahora, concluida una nueva etapa, se está traspasando a la Dirección Nacional del Servicio Civil. Así funcionan las organizaciones. La “posta organizacional” continúa y en cada traspaso del “testimonio” el nuevo corredor le da su propia impronta y hace, también, su mejor esfuerzo para llegar rápido y bien a la Meta. De hecho, si llega a la Meta sin el bastón, no se gana la carrera, ni siquiera se empata. Y cada cual, en su tiempo, en su espacio, hace su contribución al resultado final. Siempre hay uno inicial y otro final, pero entre ambos son muchos los que ayudan a configurar esta cadena que, necesariamente precisa de que todos sus eslabones estén conectados. En la gestión pública, esto es particularmente real, y especialmente necesario porque, a diferencia del ámbito privado, en que una empresa puede quebrar (con mucho pesar para los dueños o accionistas) en el Sector Público, este es un “privilegio” que no se puede asumir porque implicaría dejar de prestar un servicio a la comunidad nacional, al país.

El enfoque de SENCE, durante el tiempo que tuvo bajo su competencia este tema, tal vez se pueda resumir en torno al concepto de “lenguaje”. Así, parafraseando a Rafael Echeverría (“La Empresa Emergente”, Gránica, 2003), “el lenguaje es acción. A través de él generamos nuevos productos, transformamos el mundo, abrimos o cerramos posibilidades, construimos futuros diferentes. A través de él vamos construyendo nuestras identidades, sean éstas tanto individuales como colectivas. Lo que decimos, lo que callamos, va progresivamente contribuyendo a definir como somos percibidos por los demás y por nosotros mismos” (págs. 58 y 59). En definitiva, configura el cómo somos organizacionalmente y como vemos a nuestros interlocutores.

Un paréntesis: Como este es un blog, y por tanto, un espacio personal, si bien me gustaría escribir desde la perspectiva de mi lugar de trabajo, aunque suene a soberbia absurda (por inmerecida), debo escribir en primera persona, aunque crea íntimamente que lo que expongo, en rigor, es y ha sido la postura institucional y, desde luego, el resultado del trabajo de muchos. Cierro el paréntesis.

Aclarado el punto, retomo el asunto. Quería decir que, para quienes teníamos la responsabilidad de este tema, el abordarlo bajo tal perspectiva era casi una condición ineludible dado que, como Servicio, no teníamos facultad alguna para hacer imperativo aquello que considerábamos necesario, útil, o técnicamente prioritario. (Por lo demás, tampoco dicho enfoque ha estado en nuestra manera de ver la gestión). Esto nos obligó a vincular de manera muy estrecha la rigurosidad técnica con los esfuerzos comunicacionales en que las palabras “motivación”, “sentido de trascendencia”, “fortalecimiento de las identidades”, “cercanía”, “participación”, generación de redes” y “confianza”, eran conceptos que cruzaron transversalmente nuestro quehacer durante todo este tiempo.

Por lo mismo, en este blog, en conjunto con otros temas, como los que ya he tratado en post anteriores, trataré de ir resumiendo las lecciones de mi aprendizaje durante estos años en que me estuve comunicando con los encargados de capacitación de todo el país. Espero que los distintos textos, ayuden a darle perspectiva al nuevo tiempo, al nuevo liderazgo y, por cierto, a consolidar lo que vale la pena consolidar y a olvidar lo que resulte evidente que ya es necesario desechar.

El camino recorrido tuvo mucho más de dulce que de agraz, me permitió aprender una enormidad de las experiencias de terreno, vividas por los Encargados de Capacitación a lo largo del país. Me permitió reconocer la necesidad de ser humilde para poder valorar el tesón y dedicación de muchas personas que, sacrificando calidad de vida, se la juegan por hacer de la capacitación un tema cada vez más importante para la gestión pública, y vaya que tienen razón. Me permitió recordar que la natural (para algunos) tentación de imponer normas tipo “ukase”, era la mejor manera de desmotivar a quienes debían hacerse cargo de los temas en sus Servicios, dado que implicaba una soberbia injustificada e innecesaria pues, de alguna manera, parte de la premisa que los interlocutores no saben o son incompetentes. Nada más lejano de la realidad. En rigor es todo lo contrario.

El camino construido, no es el resultado de un pseudo mayor talento de la gente del SENCE o de DIPRES, sino solo de la sinergia que se construyó con los aportes provenientes de todo el país, de todos los Servicios, asociados al PMG, por cierto, pero sin perder la mirada de relevancia del tema, por sobre las nuevas exigencias formales.

Tal vez acá radica nuestro principal logro: El aunar voluntades, el concitar apoyo para reflexionar los temas técnicos y el sacarle un gran partido a la tecnología, en especial a los correos digitales (se realizaron 4 Congresos Nacionales, con asistencia de más de 500 personas en cada uno y, en todos los casos, todo el proceso de convocatoria fue vía mail. No conozco caso comparable). Y con las personas comprometidas e involucradas, siempre es posible hacer que los sueños comiencen a ser realidades.

De esta manera, ahora que ya estamos, y estoy, muy próximos a bajar un telón, para que, de inmediato, termine de levantarse un nuevo telón para una nueva escena, más que en la lógica del torero que hace la finta para eludir, prefiero optar por ser un tramoya más que ayude a que la Dirección Nacional del Servicio Civil cumpla el rol clave que inspiró al actual Gobierno al momento de crearla. Soy de aquellos que piensan que esta lógica de articular bajo un prisma único y compartido la gestión de las personas que trabajan en la Administración Pública, era una necesidad básica de cara a generar las condiciones que ya está demandando este siglo XXI.

Por lo mismo, cuando dejo de tener velas en esta procesión, me inventaré mi propio ritual de colaboración, con mis propias velas (las páginas de este blog) para ayudar en las reflexiones técnicas propias del desarrollo del capital humano en las organizaciones públicas.

Alguien alguna vez dijo que el que nace chicharra …..