Saturday, November 11, 2006

CORRUPCION … Una ventana de oportunidad

Días atrás, en el programa “El Termómetro” de Chilevisión, a propósito del caso de Chile Deportes, al cerrar el capítulo, se mostró el resultado de una encuesta (entiendo que telefónica) que indicaba que, el 95% de los votantes estimaban que nuestro país era un país corrupto, y solo el 5% restante pensaba lo contrario.

Es cierto que la encuesta era binaria y, por lo mismo, no aparecen lo sesgos intermedios. Pero también es cierto que, cuando se trata de valores, en realidad no debería haber escalas de grises. O se es o no se es. En este caso, o somos corruptos, o no lo somos.

Con todo, es muy delicado colectivizar valores, pues coloca bajo un mismo paraguas a comportamientos de personas que pueden tener criterios valóricos muy contrapuestos, como seguramente es, desde luego. Parte de la identidad humana tiene que ver con, precisamente, las diferenciaciones.

Por lo demás, claramente, yo estoy en ese 5% que declara que nuestro país no es, para nada, una nación catalogable como corrupta.

Me parece mucho más apropiado hablar de personas corruptas, más que de colectivos corruptos. No creo que haya colectivos corruptos en el país, pero de los primeros, que duda cabe. Claro que los hay. Y todo esfuerzo por reducirlos a su mínima expresión, es un esfuerzo con sentido y muy valioso.

¿Qué es corrupción?. Como en post anteriores, me remito a la fuente. La Real Academia Española de la Lengua, en su versión web, señala, en su numeral 4, “En las organizaciones, especialmente en las públicas, práctica consistente en la utilización de las funciones y medios de aquellas en su provecho, económico o de otra índole, de sus gestores”.

Una de las facetas, entonces, es la que, en su oportunidad, Guido Girardi colocó en agenda cuando señaló que iría al Congreso para defender los intereses de los ciudadanos frente a los ladrones de cuello y corbata… (Diario La Tercera, Domingo 5 de noviembre de 2006, página 5 del cuerpo de Reportajes) y que, hoy por hoy, tienen en un serio entredicho a su propio cuello y a su propia corbata.

La prensa nacional ha llenado muchas páginas (sospecho que nunca tantas como las que aún falta por escribir) respecto del abuso de autoridad (que al final de las cuentas es como se expresa esta corrupción, al aprovecharse de cargos para acciones, u omisiones, que, de una u otra manera favorecen al corrupto (los gestores), según la RAE), respecto del destino y criterios de distribución de los fondos destinados al deporte nacional. La prensa ya señala que entrarán a la mira inquisidora otros Servicios Públicos y, de ahí, se está entrando al financiamiento de las campañas pasadas y, con ello, termina cubriéndose en un manto de cuestionamiento a todo el sistema de generación de autoridades que es, no lo olvidemos, una de las bases matrices de la existencia de una democracia.

No me interesa entrar al actual componente noticioso. Al menos no en este post, porque lo mejor es esperar los resultados de nuestra justicia. Ya habrá tiempo.

Tampoco creo que tenga mucho sentido hacerse cargo del chiste recurrente de que, el tema, se supera con la alternancia en el cargo (eslogan de moda de la oposición), que al parecer pretende comenzar a instalar ahora que, votar por ellos en las próximas elecciones, es la única manera de limpiar de raíz este estigma. Supongo que se estarán peleando el auspicio de OMO, DRIVE, RINSO, etc. Ya en post anteriores he hecho algunos comentarios que ejemplifican que la derecha política tiene un tejado de vidrio tan transparente que parece que no tiene tejado (Baste con recordar en lo macro, la génesis de las ISAPRES y, en lo micro, la distribución del libro “La Revolución Silenciosa”).

Insisto, no creo en los colectivos corruptos, pero sí tenemos personas corruptas. Afortunadamente, en democracia, parece que el asunto es solo de tiempo, para que queden al descubierto. Y esto si es una buena noticia, que motiva aún más a cuidar a nuestro sistema político.

Entonces, ¿de qué se trata este post?.

Mi profesor de Políticas Públicas, en el Magíster de la UAI, actual Ministro de Transportes, Sergio Espejo, nos señalaba que una manera muy potente de instalar o modificar políticas públicas es aprovechando las ventanas de oportunidades. Y definía como tales, a aquellos espacios de tiempo en que se generaba una especial sensibilidad pública y política para legislar en una determinada dirección o en una determinada materia. El efecto del caso MOP-GATE, como ventana de oportunidad que permitió la actual Ley del Nuevo trato, es un estupendo ejemplo.

Pues bien, este tema de la corrupción en torno al uso de recursos de Chile Deportes, creo que es una excelente nueva “Ventana de oportunidad” para mejorar la Ley del Nuevo Trato, precisamente.

De partida, estoy convencido que uno de los gérmenes de la corrupción es el abuso de poder. Lo anterior porque tengo la duda razonable de que, bajo un esquema de mayor transparencia técnica, más bien, en una buena cantidad de casos, se da una suerte de pseudo legitimización de prácticas que se han intentado revertir en los últimos años. Con la diferencia de que ahora esta legitimización es financiada por todos los chilenos, al menos por los que pagamos impuestos. Así, preciso desde este minuto, si bien no se trata, por cierto, de corrupción, esta practica “ensucia” las nuevas iniciativas de transparencia en la conformación de los altos cargos directivos, como base esencial para asegurar calidad y transparencia organizacional del “mundo público”.

¿O no es extraño que todos (no algunos, sino que todos) los cargos concursados en un Servicio Público por la Dirección Nacional del Servicio Civil (DNSC), en su oportunidad fueran declarados desiertos y, a tales cupos, en carácter de transitorios, hayan llegados personeros que salían de otros puestos del Gobierno del Presidente Lagos?.

¿O no es extraño que, para algunos concursos, se bajen la exigencias de entrada, de modo que, casualmente, puedan competir personas designadas transitoriamente, desde fuera de la respectiva institución, de menor perfil curricular?. ¿No importa potenciar la excelencia técnica?.

¿O no es extraño que, en varias instituciones con cargos desempeñados por “Titulares Transitorios” desde hace más de un año, aún ni siquiera se publiquen los correspondientes llamados a concursos?.

¿O no es extraño que, una vez determinada y entregada por la DNSC, una terna para un cargo específico, la decisión se dilate sin explicaciones?. Ni siquiera los integrantes de la respectiva “Terna” saben a qué atenerse porque, seguramente, en el intertanto deben tener que seguir comiendo y financiando sus gastos personales y familiares y, por lo mismo, no pueden estar al arbitrio de esta indeterminación. Al menos, no debería ser, por una mínima consideración a ellos/as.

Podría citar más situaciones “extrañas”, que hacen legítimo dudar acerca de, hasta qué punto, los mandos decisionales de carácter sectorial están tan jugados por el mejoramiento de la calidad de la gestión pública, como lo está nuestra Presidenta Bachelet.

Tal vez, si la norma se modificara, y acá está la “ventana de oportunidad”, para establecer plazos imperativos para las distintas fases del proceso, se podría tomar más en serio el actual sistema. Mientras tanto, los “platos rotos” los debe pagar la DNSC, sin tener mayor culpa en el cuento.

Dado que se modificará la norma para ampliar la gama de Servicios que entrarán a la concursabilidad de los cargos, se puede aprovechar esta ventana de oportunidad para incluir estas mejoras al Sistema.

Para terminar este post, una reflexión, casi un desahogo de mi parte, que no da para aplicar la expresión de “corrupción” pues es propia del área más micro de la gestión, pero si es claramente un abuso sin sentido, el hecho de inventar subterfugios para desvincular a una persona de los cuadros técnico profesionales, por decisión de la actual jefatura (elegida por el Sistema de Alta Dirección Pública), en una tradicional repartición pública que hace noticia al menos una vez al mes.

Esta persona desvinculada, que había sido considerada recurrentemente como una muy valiosa colaboradora, una profesional de primer nivel, que prestigiaba a su Servicio, prácticamente de un día para otro, sin argumento técnico alguno, pasó a la lista de los “sin trabajo”.

Incluso con total abstracción de aspectos más personales de esta persona, como que venía de una ardua lucha contra un cáncer, este tipo de gestos, de abuso de poder, son los que hacen tanto daño y permiten que nuestro Sector Público, con mucha frecuencia, esté en entredicho. ¿Puede alguien pasar de ser estrella a ser una persona tan mediocre que deba salir de la organización en cosa de meses?. La injusticia también es, en mi opinión, una variante muy pariente de la expresión “corrupción”.

Termino volviendo a la RAE. Me llamó profundamente la atención que, inmediatamente después de la acepción 4, ocupada en este post, aparece el numeral 5 de la RAE que dice (cito textual) “DIARREA”.

¿Será pura casualidad, o es porque, en definitiva, como quiera que veamos a la corrupción, a los abusos y a las indecisiones, estas apestan?.