Saturday, May 16, 2009

¿Por qué saltó al abordaje Arturo Prat?

ARTURO PRAT, ¿héroe o suicida?: Esta pregunta fue la forma como abrió una de sus clases, Carlos Grez Pérez, mi maestro (he tenido muchos profesores, pero muy pocos maestros) de Historia, en el Instituto Nacional. De esa pregunta se suscitó un debate, que partió por los mismos chistes de hoy en día (que lo empujaron, que se tropezó, etc.), y muy rápidamente se transformó en toda una lección: más que reírse o repetir como papagayo lo que alguien dice o escribe, es necesario pensar la coherencia y las razones de determinado hecho. La respuesta, no la dio Carlos Grez Pérez, la dejó a nuestra decisión, a partir de la información que él nos aportó. Y hubo consenso. Vamos por partes.

¿Suicida?. Hay aspectos para pensar en esta alternativa. Por de pronto, saltar a la cubierta de un buque, forrado por todos lados de acero e hierro, armado solo con una pistola y un sable, acompañado únicamente por dos personas, los que estaban más cerca de él, al gritar (¿o gritarse?) “Al Abordaje”, no es una actitud muy inteligente, ni menos militarmente estratégica, de modo que, si descartamos la opción de que Prat era un tonto (su trayectoria, sus estudios y su defensa del teniente Uribe, incluso frente a su Jefe, J. W. Rebolledo, descartan esta opción), la alternativa de la muerte personal rápida, para evitarse el dolor de la derrota o la vergüenza de terminar prisionero) aparece como posible. Pero, si esto fue lo que sucedió, es discurtible la connotación heroica de esta actitud.

La muerte de Arturo Prat fue decisiva en el resultado final de la Guerra del Pacífico pero, que esto implique que su propia actitud haya sido heroica, conlleva una extrapolación, al menos controversial, válida en la época de la guerra pero que, en la perspectiva del tiempo, bien vale la pena revisar.

No pretendo (ni tengo los conocimientos adecuados para ello) hacer un perfil de quien puede asumir actos suicidas, pero, por ejemplo, las cartas que le escribió, en los días previos al 21 de Mayo, a su esposa Carmela Carvajal, preocupado incluso de que se le pagara al zapatero y al mandarle ropa para ser lavada, al mismo tiempo que pedía ropa limpia, son señales de alguien que no está, precisamente, pensando en matarse, sino que todo lo contrario. Si agregamos los diálogos que la historia ha relatado que sostuvo con el Teniente Uribe y con Carlos Condell, esta tesis creo que la podemos descartar y, por lo tanto validar que el punto nunca haya estado en los textos.

¿Héroe?. Claro que sí. Pero no sólo porque haya saltado y porque haya muerto al mando de un buque que se hundió sin rendirse, con la bandera al tope. Fue un héroe porque tenía una lógica militar su salto y porque sabía que, resultara o no su idea, igual él estaba muerto y, pese a ello, hizo lo que tenía que hacer. Saltó, aún amando como amaba a su esposa (lean sus cartas a ella, o bien los muy breves extractos que aparecen en el muy reciente libro “PRAT” de Patricio Jara, Editorial Bruguera, 2009), como Comandante de la Esmeralda, tenía que cumplir con su deber.

En esta Nota quiero compartir la perspectiva de mi profesor, que los invito a investigar y validar. En realidad, estoy convencido que esta página de la historia de Chile, debe reescribirse.

Primero, analicemos el tema de que Prat sabía que iba a morir. El mejor argumento que conocía era el de su Arenga. Si bien hay varias versiones y, de hecho Patricio Jara, en el libro mencionado, aporta otra, me quedo con la que, ocasionalmente publican los diarios, citando cartas que algunos marinos sobrevivientes escribieron a sus familiares, describiendo el combate. Lo habitual es que, en la parte que me interesa, se suele escribir que dijo: “… mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar y, si yo muero, mis oficiales sabrán … ”. Las cartas que he leído en ocasiones, dicen casi lo mismo, pero con una muy significativa diferencia. Dicen: “mientras yo viva, esa bandera flameará en su lugar y, cuando yo muera, mis oficiales sabrán …”. Una palabra que hace una inmensa diferencia. Prat sabía que moriría.


El libro de Jara, aporta un argumento adicional. En la página 133 relata:
Pero el guardiamarina Zegers no se movía del camarote, como si proteger su pescuezo fuera el modo de cumplir con el encargo que poco antes le hiciera el Capitán Prat cuando lo hizo llamar a la toldilla de mando para decirle que una vez que todo terminara y él, salvado por su buena estrella, llegara hasta Valparaíso, cumpliese con contarle a su esposa, a su Carmela, que en la inminencia del desastre, en la antesala del camino sin retorno, sus últimos recuerdos de hombre, sus últimos votos de esposo, habían sido para ella y sus hijos ” … “-Zegers, por favor tenga presente mi encargo: dígale a mi mujer que no he hecho más que pensar en ella y en nuestros hijos; dígale que se cuide, que se cuiden”.


Prat, desde el momento que adquirió la convicción de que debería enfrentar al Huáscar, sabía que su vida cesaba ese día. Para entenderlo, es necesario retroceder en el tiempo varios años atrás, y mirar, precisamente, la historia del buque en que sucumbiría.

El Monitor Huáscar. Fue un “buque de guerra blindado tipo torreón, había sido construido entre 1864 y 1865 en los astilleros de Laird Brother, Birkenhead, Inglaterra, por orden del gobierno peruano. La nave llegó a aguas del Pacífico en 1866” (Jorge Ortiz Sotelo, historiador peruano). Acá está el primer dato interesante: Llegó al pacífico en el año 1866, año en que estaba terminando la guerra que unió a Perú y Chile, frente a España.

Dado este conflicto, cuando el Huáscar viajó hacia el Perú, lo hizo por el Atlántico y, luego de pasar por el Estrecho de Magallanes, recaló en Punta Arenas, en Ancud y, de ahí a Valparaíso, dónde llegó en Junio de 1866 y, vaya sorpresa, por distintas razones socio políticas del Perú, ese buque estuvo en nuestro principal puerto, hasta el año 1868. DOS AÑOS en territorio chileno.

Es clave recordar que, en esa época, Chile y Perú eran países aliados, países amigos. Por lo mismo, desde su llegada, fue visitado por diversas delegaciones de marinos chilenos. En una de las primeras, estuvieron Prat, Condell y Simpson. (El profesor Carlos Grez Pérez, nos contaba que existían actas de esta visita).

Cuando nuestros marinos visitaron al Huáscar, al margen de las demostraciones de admiración y felicitaciones de cortesía, era inevitable que reflexionaran, como profesionales de la armada, acerca de cómo ganarle un combate a esa nave. Es parte del ejercicio intelectual de toda fuerza armada. En esa visita (si no hubo luego otras), y las conversaciones posteriores entre pares, seguramente quedó claro que, con la tecnología de esa época, en el evento de no contar con buques de similar poderío, la única forma de ganar era muriendo.

La Esmeralda, construida en madera, no podía ser un rival comparable al poderío del Huáscar.

La Santa Bárbara. Acá está la clave del asunto. En todo buque de guerra, hasta los actuales, el lugar en que guardan sus municiones y explosivos, es llamado “Santa Bárbara”. En la época en que operó el Huáscar (desconozco si las actuales mantienen esta condición), las municiones que transportaban, al pasar el tiempo, exudan (exudar: Dejar salir de un cuerpo o recipiente el líquido o gases que contiene, por transpiración o a través de sus rendijas) gases altamente inflamables y, por lo tanto, explosivos. Ante ello, por mucho que siempre esta zona se ubica en el lugar que se presume más protegido de todo el barco, tiene que existir una vía de escape de estos gases. Caso contrario, se acumularían y estallarían de manera espontánea.

Por cierto, el Huáscar no era la excepción. Necesariamente tenía que tener una chimenea que llegara a la superficie, por la cual permitir la liberación de estos gases.

Este era el foco de atención de Prat. Por eso sabía que moriría.

Si llegaba a la chimenea y disparaba su pistola, de modo que alguna de las chispas que se generara con las balas al chocar con las paredes de fierro de ese tubo, incendiaría los gases, provocando la inmediata explosión del barco o, por el contrario, si no llegaba a ese sitio (como ocurrió) igual su destino era el mismo, dado que sería acribillado por los marinos peruanos.

Si hacer esto no es un acto de extremo heroísmo, no logro visualizar qué calificaría para este adjetivo. Para mi, PRAT es uno de los más grandes héroes militares de nuestra historia, no por saltar, sino por la razón que tuvo al hacer esa decisión.

Dos reflexiones (hipótesis) finales:

1. Cuando saltó Prat, su intención fue hacerlo solo. Por eso que no organizó un abordaje masivo. Mirando el tema sin el componente emocional, fue un error, pero su espíritu solidario, el recuerdo de la hija que había perdido, la juventud extrema de parte importante de su tripulación (buena cantidad tenía solo 14 o 15 años), y quizás cuantos otros argumentos asociados a su extrema humanidad, lo retuvo para ordenar un salto sin retorno. El sargento Juan de Dios Aldea, que saltó junto con él, en realidad actuó por instinto cuando Prat se “auto gritó” saltar al abordaje.

2. Saltó con el sable en una mano y la pistola en la otra. No logro imaginar el uso del sable, como no sea que lo debe haber tenido todo el tiempo en la mano, para dar las instrucciones durante el combate. La pistola, por el contrario, era el arma importante para su objetivo. No alcanzó a usarla, pero logró un objetivo mayor: comenzar a inclinar definitivamente la balanza de la guerra a nuestro favor, balanza que tuvo otro impulso decisivo, poco rato después, de ese mismo día, en Punta Gruesa.

EL TRABAJO DE BUSCAR TRABAJO CON LOS CONTACTOS

En tiempos complejos, como los actuales, es bueno tener claro que el buscar trabajo es, en si mismo, un trabajo. Trabajo que si se hace bien, es decir, de manera eficiente, responsable y perseverante, resulta al final en un empleo acorde a las expectativas, no solo económicas, sino de desarrollo personal y profesional, asunto que, con la perspectiva del tiempo, siempre es más trascendente y relevante que el solo tema remuneracional.

Por lo mismo, el trabajo de buscar trabajo, no se puede destinar a los tiempos libres, orientado solo a mandar por correo certificado el currículum, como esperando que llegue, de vuelta, el cartero con un empleo ensobrado.

Tomarse el buscar trabajo como un trabajo en si mismo, implica asumir ciertas rutinas. Implica organizarse en qué se va a hacer al día siguiente; levantarse temprano, con ropa de buscar trabajo; escribir y llamar a quienes se ha planificado escribir o llamar; hacer las visitas necesarias, según un calendario predefinido y, al terminar la jornada laboral de cada día, en este empleo de buscar empleo, se debe (1) evaluar las gestiones de la jornada y (2) planificar lo que se hará al día siguiente.

En suma, implica destinar a lo anterior, 8 horas diarias (porque cuando no se tiene trabajo, este trabajo de buscar empleo debe ser intensivo) y solo en las horas que se auto definan de "colación", y “después del trabajo", se puede destinar a otros aspectos de la calidad de vida, llámese lectura, cine, museos, pololeo, chateo, facebook, en fin, la creatividad humana es infinita.

Cuando se mezclan los tiempos, los resultados comienzan a hacerse más precarios. Al final, como todo, es un asunto de prioridades.

Así, quien se toma en serio el trabajar en buscar trabajo, debe asumirlo como son, en general, los trabajos: con ratos muy gratos, pero aceptando también otros momentos que pueden ser aburridos y frustrantes, pero que igual hay que enfrentar y superar.

Un dato final. Seguramente, del gran total de las necesidades de personal que estén disponibles en el día hoy (o mañana o pasado mañana), el 70%, o más, se resolverán a través de los contactos (“pitutos”). Por lo mismo, no podemos dejar de lado está línea de “trabajo”. Para ello también hay una técnica.


BUSCANDO TRABAJO CON LOS CONTACTOS

Si usted, o alguien a quien conoce, está buscando empleo, tiene dos alternativas: (1) perder el tiempo reclamando contra la práctica de los contactos, quejándose a la vez de que usted “no tiene pitutos”; o (2) al margen de explorar otras alternativas de buscar empleo, bailar también al ritmo de esta música que se toca en el 70% de de los casos.

Usted decide, porque usted es el protagonista de su propia vida. Claro, también puede elegir ser una víctima de la vida que le está correspondiendo vivir, pero no lo recomiendo.

Si se queda en la primera opción, la de reclamar contra esta práctica, deje de leer porque no le servirá de nada lo que viene a continuación. Si va por la segunda alternativa, la de jugar también el partido de los “contactos”, estas líneas espero que le ayuden.

Partamos por el concepto. Para nuestros fines, “Pituto” es toda persona que lo conoce a usted y que, a su vez, conoce a otras personas que están trabajando. Dada la connotación peyorativa que se le ha dado a la palabra “pituto”, yo prefiero hablar de “contacto”, pero me estaré refiriendo a la misma persona.

Le sugiero lo siguiente:

Paso Número 1. Tome lápiz y papel (una planilla excel es una estupenda alternativa), y anote hacia abajo, a toda persona que esté trabajando a la que usted conozca y se pueda comunicar con ella.

No discrimine a nadie. Parta por los hermanos/as, padres, pareja, cuñados, vecinos, compañeros del colegio, compañeros del trabajo anterior, conocidos del Centro de Padres, amigos, compañeros de las pichangas de fin de semana, conocidos de la parroquia, colegas de profesión, amigos de facebook, etc., etc. En la medida que avance en su listado, cuando cruce el umbral de las 20-30 personas (en mi experiencia) verá como la nómina comienza a crecer de una manera que le sorprenderá.

No se trata de buscar personas en que haya una muy profunda amistad previa. Basta que sea alguien con quien pueda conversar, alguien que no lo/a vea a usted como un/a desconocido/a.

Entre paréntesis, cuando observe esta lista que ha construido, lo invito a que reflexione en cuantas veces usted se ha dicho, o ha sostenido frente a otros, que “usted no tiene pitutos”. Esto es falso, nadie está tan castigado como para no poder construir su propia lista. Todos tenemos “pitutos” … y más de los que pensamos a primera impresión.

Esta es la buena noticia.

La mala noticia es que, en mi opinión, muchas veces uno no encuentra pega en esta nómina de contactos.

Dos caminos se abren entonces: (1) Tomar su listado, arrugarlo para liberar parte de su ira, aprovechando de maldecir al autor de estos párrafos por proponer hacer este listado, botarlo, e ir a tirarse a ver televisión, o (2) recordar que el trabajo de buscar trabajo es, en si mismo, un trabajo demasiado importante y, por lo mismo, no es llegar y renunciar, ni menos frustrarse a la primera.

Si va por la segunda vía, alégrese del listado que tiene, cuídelo mucho, vea si lo puede seguir ampliando porque, sin este listado, no puede avanzar al Paso Número 2.


AMPLIANDO HORIZONTES

Paso Número 2. Tome su listado y, al lado del primer nombre, anote hacia abajo los nombres de las personas o cargos que usted cree que su contacto de primera línea, conoce con la confianza suficiente para hacerle una petición (es decir, no tiene por qué ser amigo, con ser conocido/a basta).

Acá es donde es tan útil el Excel, porque deberá ir insertando filas por cada persona que usted puede asociar a esa persona que usted conoce. ¿Se entendió?. Bien, haga lo mismo hacia abajo, persona a persona, disciplinadamente, con paciencia y perseverancia. Mientras mejor haga este trabajo, las posibilidades de encontrar un empleo se comienzan a ampliar tanto como su archivo, que cada vez es más y más extenso. Lo habitual es que, mientras más cercano sea el contacto de primera fila, más larga es la nómina de la segunda fila.

Es en esta segunda columna, donde aparecen las verdaderas opciones de encontrar trabajo. Es decir, en personas que, seguramente, no lo conocen a usted.

No tiene para que cubrir de una vez toda la segunda columna. De hecho, a medida que pasen los días, y vaya observando la lista, recordará más y más posibles contactos de primera columna y, también, por lo mismo, de “segunda derivada”. Es lo mejor de este sistema, porque su horizonte de explorar alternativas de trabajo se amplían una y otra vez.

Tal vez, puede partir con un listado suficientemente amplio que le permita comenzar a “salir a terreno”. Para ello, primero, tres tareas previas:

En la tercera columna anote el tipo de trabajo a la que podría optar con la persona que aparece en cada fila. Para ello, bastará con la información (en algunos casos muy precaria) que tiene de esa persona (recordemos que no la conoce). Por ejemplo, el nombre del cargo, el giro y tamaño de la empresa, etc. (Google es muy útil), pueden ser buenas pistas como para que usted se forme un juicio de “en qué usted puede ser un aporte importante para ese lugar”. Esto es muy importante para sus conversaciones futuras.

Revise y actualice al máximo su currículum vitae. Deberá tener una versión de base, con todo lo que usted estima que le suma valor a su capacidad de contribución en el mundo laboral. En esta tarea, coloque especial énfasis en dejar constancia, más que de cargos, de productos y logros que ha alcanzado en su carrera previa. Ordene todo, de lo más reciente a lo más pretérito. No importa que le resulte un documento demasiado largo. No es relevante porque la idea es que esta versión sea solo suya, no se envía.

Dese el importante trabajo de ir generando versiones más abreviadas de su C.V., que sean orientadas a destacar sus fortalezas, respecto de aquello en lo que usted estima que destacan sus competencias laborales y que pueden resultar de interés para el respectivo “contacto de segunda línea”. Es seguro que no requerirá de una versión diferente de CV para cada persona a la que le interese que le lleguen sus antecedentes, pero debe asegurarse de que cada uno que entregue o envíe, tiene el sello de que le haga sentido concreto al lector destinatario.


Si tiene su listado suficientemente maduro, y su versión de base del CV, revisada (incluso cuidando que no tenga errores de tipeo) ya está listo/a para “salir a terreno” a buscar trabajo.


A LA CONQUISTA DEL MERCADO LABORAL.

A estas alturas, ya deberá concordar conmigo en que el trabajo de buscar trabajo es, realmente, todo un trabajo. ¿Cierto?. Y si no solo lo ha leído, sino que ha avanzado con las sugerencias planteadas, seguramente estaremos de acuerdo, además, en algunos aspectos:

Está sorprendido de la dimensión de la red que usted tiene. (Ya nunca más podrá decir que no tiene contactos).

Ha tenido que trabajar harto, tanto en lo físico (armando la planilla, escribiendo nombres, insertando filas, reordenando la información, etc.), como también en lo mental (pensando en nuevos contactos y en los contactos de aquellos, pensando en qué puede ofrecer a cada uno, etc.).

Esta sobrecarga de trabajo le ha ayudado a “despejarse”, a dejar de pensar en la ausencia de empleo como un túnel sin salida. Y cuando uno se comienza a colocar optimista, comienzan a llegar las buenas noticias. De hecho, el estado de ánimo es clave al momento de cualquier conversación de trabajo.

De modo que más motivados, sabiendo que si le va bien en una conversación será excelente pero, si no resulta, no es tan grave porque la lista aún es muuuuy larga, le sugiero que se prepare para salir a “terreno”.

Paso Número 3. Salir a terreno puede, en este tema, efectivamente implicar que deba salir a la calle a conversar con sus amigos, pero, también, puede ser sólo sentarse cerca del teléfono y comenzar a llamar. También está la alternativa de los mails, pero, en lo posible, sugiero evitarla. Una conversación directa no tiene comparación con el correo electrónico, para los fines de lograr un compromiso.

Usted solo tomará la iniciativa comunicacional respecto de sus contactos directos, los de la primera columna, de modo que no deberá desgastarse en dar demasiadas explicaciones sin que se las pidan.

Cuando llame o visite a su primer contacto, el diálogo que le sugiero es, más o menos, del siguiente tipo:

Tu sabes que estoy en busca de trabajo y, para ello, necesito pedirte un pequeño favor. Se trata de que contactes a (y le indica el nombre de uno de los contactos de la segunda columna, es decir, los que son conocidos del contacto con el que está conversando) y le digas que le quieres mandar por mail los antecedentes de un/a amigo/a tuyo que está sin pega en este momento. Nada más, con esa gestión, y el posterior reenvío por mail de mi CV, me ayudarás mucho”.


Lo más probable es que su contacto le diga que “encantado/a”, porque (1) no lo compromete en nada, (2) es de rápido despacho y, (3) seguramente, tiene toda la genuina intención de ayudarle.

Dependiendo de la forma en que su “contacto de primera columna” tome su petición, usted solo debe acordar el mandarle el CV por mail (la versión abreviada que corresponda a ese contacto), para que él lo reenvíe, o bien, (lo que debería suceder muchas veces) aproveche de consultarle “si es posible que también lo ayude de la misma manera con otros de sus contactos cercanos”, y le comenta su lista de “segunda columna” asignada a su contacto.

Le sugiero que sus primeras conversaciones no las haga con las personas en que tenga mayores expectativas de éxito. Hágalo al revés. Primero con quienes tiene dudas de que, incluso, lo vayan a escuchar. El tema no es que sea bueno que parta con “fracasos”, sino que, estas primeras conversaciones, le permitirán ensayar su presentación, aprender de sus propias reacciones frente a lo que le diga el interlocutor ocasional, de manera que, cuando se acerque a los más “valiosos”, ya tenga expertise en esta conversación de pedir apoyo para encontrar trabajo. Además, estará mejor preparado para recibir respuestas negativas (si las hay) sin que le afecten demasiado. Así podrá seguir avanzando en su ronda programada.

Al concretar cada diálogo, usted habrá logrado, al menos, dos resultados:

Tendrá a otra persona trabajando, junto con usted, en el trabajo de encontrarle trabajo.

Esa persona, aunque usted no se lo ha pedido, también se quedará pensando en cómo ayudarlo, y no es de extrañar que, por decisión propia, aumente incluso más el listado de distribución. No se sorprenda si él mismo le ofrece una opción laboral, sin que usted se lo haya solicitado. Es poco frecuente, pero ocurre.


Hecho esto, pase a su segundo contacto de primera columna … y así sucesivamente. Tiene mucho trabajo por delante.

Si está desanimado, le duele la cabeza, u otro problema de salud, suspenda su labor de buscar trabajo y otórguese una “licencia médica” de un par de días, porque, enfermo o desmotivado, la tarea resultará más improductiva que valiosa, y no es fácil repetir una conversación ya realizada.


PALABRAS CLAVES: Planificación, disciplina, perseverancia, humor.

Planificación: Organícese una meta diaria y una meta semanal de trabajo. Buscar y encontrar trabajo es una labor urgente y prioritaria, de modo que no debe relajarse, como tampoco abrumarse de conversaciones por realizar, al punto que deba estar atento al reloj, en vez de estar atento a las señales de su interlocutor. Esto es tan negativo, como lo es llegar atrasado/a a una conversación.

También deben formar parte de su planificación las sucesivas vueltas a revisar sus listados de primera y segunda columna. Es altamente probable, que cada vez que la revise, seguirá recordando nombres y ampliando su base, es decir, cada vez estará aumentando la probabilidad de encontrar trabajo y esto siempre será una buena noticia.

Del mismo modo, debe reservar tiempo para ir anotando, en la misma planilla si es posible, los resultados de cada conversación que tenga, incluyendo fecha, hora de la gestión y todo eventual compromiso que haya concordado.

Por último, agréguese alguna rutina de ejercicio físico, aunque sea caminar algunos kilómetros. Tiene que ayudarse a usted mismo/a a “botar” las tensiones y las ansiedades.

Disciplina: Como a todo lo que nos importa, le tenemos que asignar una importancia primordial, y actuar consecuentemente. Es muy importante, entonces, fijarse una rutina especial, que parta por lo formal (vestirse adecuadamente, para estar más enfocado anímicamente (no exagere colocándose corbata en casa, pero tampoco vaya al otro extremo), si se queda en casa, pida que no lo interrumpan mientras avanza en su quehacer, en suma, tómese en serio el tiempo que destine a esta tarea.

Asegúrese de que lo que ha planificado, lo cumple. Todos los días revise y sistematice lo realizado en esta materia. Y lo que no se pudo concretar, replanifíquelo.

Perseverancia: Los “no” que reciba, debe entenderlos como inevitables. Si se frustra, mejor deténgase, respire profundo, camine un poco y, después, continúe en su trabajo de buscar trabajo. Esto es igual que en los empleos remunerados, con momentos de profundas satisfacciones y sensaciones de felicidad, y otros en que la rabia y la decepción bloquean nuestra capacidad de actuar de forma equilibrada. Y así como en esos trabajos (mientras resolvamos seguir ahí) no nos queda sino continuar ejerciendo, en la labor de buscar empleo, es exactamente lo mismo.

Usted es el protagonista de su futuro laboral y por lo mismo, no puede ni debe rendirse. Por lo demás, el encontrar trabajo es un tema estadístico. En épocas de crisis es más complicado, pero siempre hay una opción. Mientras más siembre de manera ordenada, más pronto resolverá su desempleo. Es cosa de tiempo, perseverancia y …

Humor: No solo es sano para el cuerpo. Lo es más para el espíritu y le dará mejores herramientas para asumir adecuadamente las entrevistas a que deba someterse. Búsquele el lado grato, incluso a los momentos más complicados. Siempre se los encontrará y le permitirán recuperar el equilibro más rápido. Cuando lo logre, podrá dar vuelta la página y estará listo/a para la siguiente visita o para la siguiente llamada telefónica. Como diría Platón: “Muchas veces ayudó una broma donde la seriedad solía oponer resistencia”.

REFLEXIONES FINALES

Primero que todo, cuando encuentre trabajo, contacte a las personas a las que le ha pedido apoyo, agradézcales y cuénteles que ya tiene empleo. Es importante que ellos/as dejen de destinar tiempo a su petición, y es bueno que ellos se alegren con usted. Al margen de que es una acción elemental de cordialidad, usted no sabe si será necesario volver a recurrir a ellos y es mejor cuidar la relación.

Vamos a las reflexiones finales:

¿Qué pasa con quienes están entrando al mercado laboral?.

Probablemente les resultará algo más complicado el encontrar el primer empleo. Si no pudieron quedarse en el lugar de la práctica, la habitual exigencia de experiencia, incluso para cargos en que no es necesaria, les dificultará más la tarea. Pero el proceso, y las palabras claves, son las mismas. Todos tienen redes. En estos casos, además ayuda el que el espectro laboral posible es más amplio y que las expectativas de ingresos sean también más acotadas.

Tal vez una distinción interesante es que puede ser valioso el buscar lugares en que pueda colaborar con ingresos muy bajos (o incluso ad honorem), de manera transitoria, acordando desde el inicio la facilidad para el retiro, en el evento de que encuentre un empleo más cercano a sus expectativas. Con ello, usted se mantiene activo (asunto siempre importante para el buen ánimo), suma experiencia laboral y siempre está la posibilidad de que, al final, se quede en ese lugar, en condiciones que le resulten aceptables.

También puede ser un buen momento para seguir especializándose, en cursos breves de capacitación o en diplomados. Acá, sin embargo, es bueno tener cierta claridad de por dónde le interesa orientar su trayectoria laboral, de modo que los cursos en que se inscriba contribuyan a reforzar sus dominios en esa línea. Si no tiene esta precaución, pueden “dañar” sus posibilidades ante quien lea sus antecedentes, al no poder formarse una idea adecuada de cuáles son sus intereses y motivaciones laborales.

Es un poco más discutible el que sea una buena opción la de hacer un Magister, dado que la combinación de una muy alta calificación formativa y baja experiencia, dificulta el ubicarse laboralmente, porque entra a jugar un papel complicado el factor remuneracional.


En el otro lado de la medalla, ¿qué ocurre con quienes tienen 50 o más años de trabajo y pierden el empleo estable?.

Acá la complicación es al revés. Habitualmente las expectativas (necesidades) económicas son altas y, además, el nuevo empleador potencial duda por dos razones: (1) Capacidad física para el trabajo, es decir, riesgo de licencias recurrentes; y (2) nivel de actualización laboral.

Respecto de lo primero, la trayectoria anterior es la mejor evidencia, o la mayor complicación que deberá explicar. En este aspecto, no tengo más comentarios.

En lo segundo, su principal herramienta es su currículum vitae. Trate de que sea breve, concentrándose en los productos y/o resultados, más recientes, logrados con una activa participación de su parte.

Los nombres de los cargos desempeñados, cada vez son menos considerados como aval de calidad laboral, en las entrevistas de selección. Por eso la sugerencia de concentrarse en lo más reciente (últimos 5 – 10 años), destacando productos concretos que resulten eventualmente atractivos (interesantes) para el lector de la empresa interesada en su postulación. Lo fundamental es que se encuentren antecedentes que permitan apreciar su vigencia laboral.

En este segmento, las ofertas laborales son menos, tanto por la especialización como por el valor de estos cargos de mayor complejidad. Las redes que le pueden ayudar son, seguramente, solo las que están más cercanas a su línea profesional. Por lo mismo, la lógica de las peticiones son las mismas descritas, pero para una lista mucho más corta y con ofertas de contribución técnica que deben ser, también, muy específicas y concretas.

La buena noticia es que, en este segmento, se abre un nicho muy importante referido a la realización de asesorías especializadas que, incluso, con alguna frecuencia se transforman en la nueva forma estable de desempeño profesional y financiamiento personal.


¿Para incorporar a la lista de la primera columna, es decir de contactos directos, es imperativo que la persona esté trabajando?.

En realidad no. Lo expresé así en el comienzo de este texto, porque es lo más habitual. Pero también puede serlo la pareja de un contacto, que esté sin trabajar por opción propia, o bien, porque es dueña de casa, etc.. En resumen, lo ineludible es que sea una persona a quien nosotros podamos asociarle contactos en la segunda columna. Por lo demás, ya debe estar claro que toda persona tiene su propia red de contactos.


En resumen: Si está sin trabajo, o si se quiere cambiar del actual empleo, al margen de las alternativas propias de los sistemas de reclutamiento (avisos en la prensa, sitios web especializados, bolsas de empleos, etc.) usted puede ampliar sus oportunidades logrando el apoyo de su red de contactos, pidiéndoles, a ellos, que le colaboren en una distribución intencionada a sus propios contactos. Para ello, adecúe su CV de modo que cada versión sea especial, breve, y pensada en que lo citen a una entrevista. Si consigue esa entrevista, ya solo depende de usted. Si le va bien, excelente. Si no resulta, concéntrese en la entrevista siguiente. Si usted quiere, usted puede.

FIN