Friday, August 13, 2010

Nivel 4. INCONCIENCIA DE LA COMPETENCIA

Corresponde a la fase final del proceso. Ocurre cuando se ha alcanzado tal capacidad de despliegue de una competencia que, en definitiva, es ejecutada de manera autómata o refleja. Basta con la inercia que deja fluir aquello que se domina con destreza extrema.

Un buen ejemplo del nivel 4, inconciencia de la incompetencia es el caso de quién está leyendo ahora estas líneas. Para usted está muy lejano el tiempo en que, lograr leer de corrido una sola palabra, era un gran triunfo, aplaudido por los padres, felicitado por el/la profesor/a y envidiado por sus compañeros/as, otros pequeños del kínder o de primero básico, que, al verlo, lo encontraban una proeza. Lo mismo, para escribir, o para hablar en la lengua materna. En la vida diaria, al conductor de un auto, con una buena cantidad de años de experiencia, le ocurre lo mismo: cada acción que ejecuta no pasa por un filtro de reflexión previa, sino que, una suerte de “piloto automático”, hace que se haga correctamente todo lo que se debe activar, de modo inconsciente. O la secretaria que escribe presionando las teclas con la misma fluidez de quien toca el piano y, a la vez conversa animadamente con alguien …, sin cometer errores … y, si se equivoca, se da cuenta y lo enmienda sin dilación, todo automáticamente, robóticamente, de manera instintiva.

Desafortunadamente, lograr este nivel de desarrollo no implica certeza alguna de que tal situación permanecerá impecable durante el resto de la vida. Esto no es así.

En ocasiones, por razones físicas, lo reflejo deja de serlo porque la motricidad, u otros aspectos, se deterioran de modo que, aunque pudiera continuar haciéndolo “de memoria” y sin pensar, el rendimiento (o velocidad) se disminuye por dichas causales: miopía, pérdida de flexibilidad en los dedos, pérdida de capacidad auditiva, etc., que obligan a una concentración consciente, para la adecuada coordinación.

Otra dimensión entrópica tiene que ver con la evolución natural de los trabajos, la tecnología, el entorno, en suma, de la forma de hacer las cosas que, al ir modificándose, comienzan a dejar casos de obsolescencia de las capacidades actuales y a impulsar la necesidad de ampliar o renovar competencias que, en el status anterior, estaban desplegadas en este nivel 4 de desarrollo.

Dado lo anterior, paradojalmente, el espacio que media entre estar en el nivel de inconciencia de la competencia y volver a quedar en el nivel de inconciencia de la incompetencia es un terreno muy estrecho, una frontera peligrosamente porosa.

Ante ello, es esencial que, aún en el dominio absoluto de una competencia, se mantenga un “estado de alerta consciente permanente”.

Saturday, August 07, 2010

Nivel 3. CONCIENCIA DE LA COMPETENCIA

Este tercer nivel implica pasar a la acción. Ya no se está en la “comodidad” (la ignorancia suele ser muy cómoda) que provee la inexistencia de saber que se posee una determinada debilidad (Nivel 1: Inconciencia de la Incompetencia) sino que, a partir de situarse en el nivel 2 (Conciencia de la Incompetencia), se pueden activar las acciones que lleven a superar tal debilidad o incompetencia.

Para ello, se precisa de acciones secuenciales: (1) Reconocer diversas formas o cursos de acción que permitan superar la brecha; (2) decidir la que provee la mejor solución para el nuevo aprendizaje; y (3) ejecutar la solución elegida. Sin acción concreta, nunca se avanza a este tercer nivel. Así, para entrar al nivel 3, de Conciencia de la Competencia, es necesario haber ejecutado lo necesario para que dicha brecha sea superada, al menos en su dimensión básica que lo habilite a hacer lo que antes no podía hacer.

La capacitación es la herramienta fundamental, pero no exclusiva para lograr este tercer nivel.

Así como el Nivel 1, inconciencia de la incompetencia, se puede homologar a la expresión: “no sé que es lo que no sé”; el Nivel 2, conciencia de la incompetencia, se traduce en la declaración “sé lo que no sé”; en este caso, alcanzarlo implica la capacidad de evidenciar que ahora se es capaz, es decir, “puedo hacer lo que antes no era capaz de hacer”.

El tránsito del nivel 2 al nivel 3 puede tener muy diversas dimensiones temporales, en función de (1) los dominios previos que se requieran para lograr el objetivo; (2) el nivel de motivación que tenga la persona por adquirir la nueva capacidad; (3) los espacios reales que tenga para aplicar lo aprendido; etc..

Si volvemos a los ejemplos del nivel 2, podemos sostener que se está en el nivel 3, de conciencia de la competencia, cuando los bebés se logran equilibrar y dar pasos sin ayuda; cuando los niños, aunque sea lentamente, logran unir letras, reunir sílabas, juntar palabras y leer oraciones de un cuento impreso; cuando mis hijos son capaces de sacar de la inercia el auto y desplazarlo por la calle cumpliendo las exigencias normativas; cuando quien lo necesita, puede reflejar un procedimiento en un flujograma y cuando el especialista puede levantar información estadística agregada, apoyándose en la herramienta SPSS.

Un desafío especial que provee este nivel de desarrollo es que, habitualmente, lleva a entrar en una espiral de crecientes identificaciones de nuevas brechas que impulsan a su superación. Del mismo modo, en la medida que se avanza en una determinada área del conocimiento, se comienza a descubrir todo su potencial y los desafíos iniciales comienzan a transformarse sólo en metas intermedias. (Antonio Machado decía: “Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender”).