Saturday, August 07, 2010

Nivel 3. CONCIENCIA DE LA COMPETENCIA

Este tercer nivel implica pasar a la acción. Ya no se está en la “comodidad” (la ignorancia suele ser muy cómoda) que provee la inexistencia de saber que se posee una determinada debilidad (Nivel 1: Inconciencia de la Incompetencia) sino que, a partir de situarse en el nivel 2 (Conciencia de la Incompetencia), se pueden activar las acciones que lleven a superar tal debilidad o incompetencia.

Para ello, se precisa de acciones secuenciales: (1) Reconocer diversas formas o cursos de acción que permitan superar la brecha; (2) decidir la que provee la mejor solución para el nuevo aprendizaje; y (3) ejecutar la solución elegida. Sin acción concreta, nunca se avanza a este tercer nivel. Así, para entrar al nivel 3, de Conciencia de la Competencia, es necesario haber ejecutado lo necesario para que dicha brecha sea superada, al menos en su dimensión básica que lo habilite a hacer lo que antes no podía hacer.

La capacitación es la herramienta fundamental, pero no exclusiva para lograr este tercer nivel.

Así como el Nivel 1, inconciencia de la incompetencia, se puede homologar a la expresión: “no sé que es lo que no sé”; el Nivel 2, conciencia de la incompetencia, se traduce en la declaración “sé lo que no sé”; en este caso, alcanzarlo implica la capacidad de evidenciar que ahora se es capaz, es decir, “puedo hacer lo que antes no era capaz de hacer”.

El tránsito del nivel 2 al nivel 3 puede tener muy diversas dimensiones temporales, en función de (1) los dominios previos que se requieran para lograr el objetivo; (2) el nivel de motivación que tenga la persona por adquirir la nueva capacidad; (3) los espacios reales que tenga para aplicar lo aprendido; etc..

Si volvemos a los ejemplos del nivel 2, podemos sostener que se está en el nivel 3, de conciencia de la competencia, cuando los bebés se logran equilibrar y dar pasos sin ayuda; cuando los niños, aunque sea lentamente, logran unir letras, reunir sílabas, juntar palabras y leer oraciones de un cuento impreso; cuando mis hijos son capaces de sacar de la inercia el auto y desplazarlo por la calle cumpliendo las exigencias normativas; cuando quien lo necesita, puede reflejar un procedimiento en un flujograma y cuando el especialista puede levantar información estadística agregada, apoyándose en la herramienta SPSS.

Un desafío especial que provee este nivel de desarrollo es que, habitualmente, lleva a entrar en una espiral de crecientes identificaciones de nuevas brechas que impulsan a su superación. Del mismo modo, en la medida que se avanza en una determinada área del conocimiento, se comienza a descubrir todo su potencial y los desafíos iniciales comienzan a transformarse sólo en metas intermedias. (Antonio Machado decía: “Nuestras horas son minutos cuando esperamos saber, y siglos cuando sabemos lo que se puede aprender”).

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