Tuesday, January 10, 2006

Capacitación 2 - Cómo el tema llegó a SENCE.

Uno de los libros de David Fischman relata la historia de “un maestro que movía sus manos junto a una vela encendida, en una habitación iluminada, le preguntó a su discípulo qué era lo que veía. Este respondió: “veo tus manos moviéndose”. El maestro apagó la luz dejando la vela encendida y preguntó: “¿Qué ves?”. El alumno contestó: “veo el reflejo de tus manos contra la pared. Parecen sombras de animales gigantes”. Luego, el maestro apagó la vela y le preguntó de nuevo qué veía. El discípulo respondió: “No veo nada”. Entonces el discípulo le explicó. “Discípulo, lo mismo ocurre en la realidad: nuestra visión depende del nivel de iluminación que tengamos en nuestra vida”. (En “El Líder Interior”, Ed. Aguilar, 2005, pág. 75).

La historia me hizo recordar lo que tal vez, por cierto de manera no tan metafórica, le ocurrió al Comité Técnico que se constituyó para hacer realidad lo que se había acordado meses antes en el marco de las conversaciones del Gobierno de Eduardo Frei, con la ANEF, que se tradujo en el primer gran acuerdo bipartito para el Sector Público, post recuperación de la democracia. En ese acuerdo, se había establecido que el Sector Público, en materia de capacitación debería ir hacia la realidad del Sector Privado, esto es, ocupar en este aspecto el 1% de las planillas de remuneraciones. Todo esto, durante el año 1996.

El mencionado Comité Técnico, liderado por Claudio Orrego, actual Alcalde de Peñalolén, como líder del Programa de Reforma y Modernización del Estado, e integrado por representantes del Ministerio del Trabajo (SENCE), de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE), de Hacienda (DIPRES), de Economía y de la Secretaría General de Gobierno, en una de sus primeras reuniones, destinadas a definir la política de capacitación, se hizo una pregunta clave: “¿Qué ocurre en la actualidad en materia de capacitación del Sector Público?.

Quien podía responder esa cuestión era la SUBDERE dado que, por aquel tiempo, revisaba y aprobaba (o rechazaba) los planes de Capacitación de los Servicios Públicos. Desconozco los criterios que ocupaba la SUBDERE y tiendo a pensar que su rol en tal sentido, se explicaba en función de su responsabilidad por el Desarrollo Administrativo del país, al haber heredado esa parte del quehacer de la CONARA (Comisión Nacional para la Reforma Administrativa), vigente durante la dictadura.

Lo concreto es que la SUBDERE no tenía la respuesta a este asunto esencial (y aquí es bueno recordar que la realidad tecnológica del país era inmensamente distinta a la actual, por su precariedad y por lo incipiente de su desarrollo. - Más de algún lector recordará que por ese tiempo, aún había que pedir permiso a Hacienda para comprar un computador de escritorio, o una impresora). Se sabía que desde el año 1990, se había creado una glosa para destinar recursos para la capacitación, luego que este tema, en el mundo público había sido casi eliminado de las preocupaciones propias de la gestión, por el Gobierno Militar, cuando dejó de existir la ENA (Escuela Nacional de Adiestramiento, que me trae recuerdos imborrables pues ese fue mi primer lugar de trabajo, casi profesional, dado que llegué cuando aún era estudiante de Administración Pública).

Hasta esa reunión llegó el Comité Técnico, en lo relativo a la capacitación. Se dieron cuenta que, como lo enseñó el maestro del primer párrafo de este post, sin luz, en este caso, la que aporta la información, era imposible formular políticas de manera responsable. Esta humildad que solo emerge con el conocimiento y con la ausencia de dictaduras o autoritarismos intelectuales, fue la que llevó a detener el proceso hasta no tener información … y fue la que llevó el tema al SENCE.

AL SENCE se le encargó que acumulara y consolidara los datos de la capacitación que estaban realizando los Servicios Públicos durante ese año 1996, y de ahí hacia adelante.

¿Porqué a esta institución?. Es posible aventurar dos fundamentos que explican esta designación: (1) Ya por ese tiempo, la SUBDERE estaba orientando todos sus esfuerzos al macro tema del desarrollo regional y no tenía mayor ingerencia en los temas de gestión; (2) SENCE, tenía experiencia en el procesamiento de información vinculada a la capacitación por su rol de gestión de la franquicia tributaria para este mismo fin en el sector privado.

Así apareció el SISPUBLI, como la solución informática a este requerimiento. Yo lo conocí cuando trabajaba en el área de capacitación de la Dirección del Trabajo y llegó un joven experto del SENCE, Rodrigo Pasmiño, para darnos las instrucciones de cómo teníamos que cargar los datos en un disquete que nos llegaría formalmente y que nosotros, como todos los demás Servicios Públicos, debíamos reenviar trimestralmente con los datos de lo realizado en el periodo. Efectivamente, días después llegó ese programa computacional de nombre tan raro (después aprendí que significaba “sistema público”) y comenzamos el trabajo de cargar la información. Como todo proceso nuevo, al principio fue lento, pero pronto ya había destreza en la persona que quedó a cargo de la tarea. Mientras solo fue cargar datos, no hubo mayores contratiempos. Estos llegaron cuando la Directora Nacional del Trabajo de la época, María Ester Feres, nos pidió una estadística sobre lo realizado durante 1996.

Y llegaron los problemas porque, para no duplicar tareas, habíamos suspendido la mantención de planillas (no recuerdo si ya eran en Excel, o aún existía el Quatro Pro) porque todo estaba quedando en el flamante “sispubli”, y no tenía sentido hacer dos veces la misma tarea de registro de la información. De la tranquilidad, a la franca y total molestia pasaron pocos minutos. Descubrimos que el sistema era solo un “recaudador” de información que carecía de herramientas para usar internamente la información. La única manera era imprimir todo lo registrado y, luego, con lápiz y papel comenzar a configura la estadística solicitada. Pero hasta la impresión en papel era una frustración importante porque el sistema solo permitía hacerlo en formularios continuos y … en impresora de carro ancho. Impresoras que, Murphy mediante, ya no se ocupaban en esas oficinas de la Dirección del Trabajo.

El problema puntual lo resolvimos internamente pero el desagrado por ese sistema informático ya estaba instalado y, con mayor razón, cuando al conversar con colegas de otros Servicios tenían la misma molestia.

En conversaciones sucesivas con Rodrigo Pasmiño, le sugerimos que trataran de mejorar el sistema, llevándolo más bien a ser un instrumento de gestión de la capacitación, y no solo un “recogedor de datos”. En eso estaba yo junto con otros colegas, cuando partió a SENCE mi Jefe, Gustavo Rayo, reclutado por Ignacio Larraechea, y, muy luego, me llamó diciéndome que porqué mejor, en vez de reclamar me iba a ese Servicio y asumía, junto con otras tareas, este tema.

Lo concreto es que, como casi siempre ocurre, sin pedirlo, tuve el privilegio de asumir un tema que resultó en una mis “pegas” más entretenidas, relevantes y desafiantes, profesionalmente hablando. Lo primero que aprendí fue la gran calidad técnica de Rodrigo Pasmiño, a quien cuestioné (infundadamente por cierto) en la época de la versión 1.0 del sispubli. Este caso es un buen ejemplo de que los buenos profesionales, para poder desplegar con calidad sus competencias, requieren de explicaciones claras acerca de lo que se espera de ellos. Si no está el tiempo para esta conversación primaria de contexto, y hay presión por los plazos, o los estilos de jefaturas son con tendencia al autoritarismo, el riesgo de hacer muy bien lo que en realidad no sirve de mucho, es elevado.

La versión 2.0 del sispubli, se comenzó a hacer cargo de esta brecha comunicacional, intra SENCE, y también hacia los Servicios, que los comenzamos a ver como nuestros clientes y, por lo mismo, más que observarlos como quienes tenían la tarea de enviarnos datos, nos esforzamos porque esa aplicación, aún en disquete, fuese una herramienta tan útil para la administración de la capacitación interna, que motivara a los encargados de capacitación a usar este medio y, como acción posterior, que nos enviaran los antecedentes. Así, SENCE podía tener lo que necesitaba: información para la toma de decisiones del Comité Técnico… comité que en, estricto rigor, nunca más se reunió, dado que hubo un cambio de actores y de prioridades del Gobierno.

Pero, volviendo a la paradoja del maestro y la luz, a partir de ese trabajo ya hubo información para entender y explicar la capacitación del Sector Público. El qué hacer con esa información era un asunto adicional y, de hecho, en no pocas instituciones, esta aplicación computacional se transformó en el primer soporte informático para la gestión de sus recursos humanos.

En suma, SENCE entró al tema de la capacitación del Sector Público, simplemente por la operación de un sistema computacional. Nada más. Es claro que en el tiempo trascendió con mucho a ese rol, pero siempre, todo, articulado en torno al sispubli, como soporte esencial de esta gestión.

Nunca más se reunió el Comité Técnico, pero hoy existe el PMG, existe la exigencia de avanzar hacia la certificación de calidad, en fin, los pasos que se dieron después, fueron más simples, más fluidos, más globales a partir de la búsqueda de la respuesta a la pregunta: ¿Qué ocurre en la actualidad en materia de capacitación del Sector Público?, que se inició en 1996.

En otros post escribiré del proceso desarrollado desde 1997, en cuanto a cifras, metodologías, números, tecnología y otros que se me ocurran.

Por ahora, suficiente.

10 enero 2006

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