Saturday, April 15, 2006

SERVICIO CIVIL: Punto de quiebre, Parte 2.

En el post anterior aludía a dos aspectos que me parecen de la mayor gravedad y que, perfectamente, pueden implicar serios riesgos para la Dirección Nacional del Servicio Civil (DNSC)

Ahora escribiré del segundo aspecto, el que me parece más grave. En realidad demasiado grave, como un misil explotando bajo la línea de flotación de este buque que es el sistema pensado para dotar de excelencia al capital humano que gestiona los asuntos del Gobierno.

Segundo Aspecto.: ¿De verdad serán concursos públicos, transparentes y al que puedan optar con verdadera opciones de acceder, cualquier profesional calificado?.

Al menos para mi, las alarmas se activaron con el caso del INE. Este Servicio, el Instituto Nacional de Estadísticas, está afecto a las normas de la Alta Dirección Pública. Es decir, cuando su jefatura superior o sus segundas líneas, renuncian, las vacantes se deben proveer por concurso público, conforme a las reglas del juego que nacieron con la DNSC. Y mientras no se llena esta vacante, procede designar a un “Titular Transitorio”, raro pero claro concepto.

Pero no fue así en el caso del INE. Es cierto, las noticias después informaron que se había tratado de un error comunicacional y, aunque la flamante directora (brillante profesional por lo demás), en sus primeras reuniones, nunca señaló el carácter transitorio de su designación. Pero lo era, lo es, y su cargo será llamado a concurso, al que ella, leí en algún lado, ya declaró que postulará.

¿Existirá alguna persona que dude de quien será designada Directora Nacional del INE en calidad de titular, luego de un largo y tedioso (ver Post anterior) proceso que implicará no pocos recursos estatales?. ¿Habrá algún profesional altamente calificado, que pueda estar interesado en el puesto, que se motive a competirle en serio a quien hoy cumple el rol?. Bueno, si, siempre hay despistados caminando por el mundo.

Lo más grave, es que no es el único caso. Hay al menos otra institución pública en que, pedida la renuncia a su titular, luego de una desagradable disputa por sacarla, pese a que nadie cuestionó la calidad y excelencia de su desempeño previo, solo por un asunto de “afinidades políticas”, al parecer sucederá lo mismo.

Si el pronóstico se valida, y también llega, en calidad de “transitorio/a”, desde afuera del sistema una persona a cubrir dicha vacante, ya el verbo adecuado, no será el de “ingenuo” sino uno mucho más drástico, para aplicar a quien pensara que la discusión es solo por llenar “transitoriamente” el cupo.

No, por cierto que no. También es una institución adscrita a la DNSC y, por lo mismo, cuando la batalla (en el más literal de los sentidos) por el cupo arroje un/a ganador/a, asumirá como “titular transitorio/a”. entonces se hará el perfil del cargo a “su medida” y, casualmente, luego de nuevos y tediosos meses, con más y significativos desembolsos del Estado chileno, dicha persona, logrará la meta final. Será Titular, sin apellido. Su partido político podrá marcar un tiquet, en alguna pared. Notable.

Si el institucionalizar esta modalidad en que renace de manera poderosa el cuoteo de cargos públicos, que determinados dirigentes políticos estiman como lo más natural, pese a que para algunos, entre los que me cuento, esto no es más que una ofensa a la inteligencia humana y un paradigma a la soberbia del sin sentido, sigue conquistando terreno, sugiero que comencemos a escribir el obituario de la DNSC. De hecho, sería lo más honesto y lo más razonable, desde el punto de vista del buen uso de los recursos públicos.

Y si alguna duda cabe del riesgo, siempre hay más, ... y más grave. Ya no solo se trata de la máxima autoridad de un Servicio. Con solo eso el daño ya lo evalúo como gravísimo. Ahora también, como el cáncer, se está propagando a las segundas líneas. También a estos cargos están llegando personas de afuera, a ocupar “transitoriamente”, los cargos de “titulares transitorios”, pero que postularán al respectivo llamado y, (permítanme dármelas de adivino) casual, mágica, sorpresivamente, será elegido/a. Habremos tenido una suerte infinita, porque justo, llegó designado/a desde afuera de la organización, como titular transitorio, una persona que demostró que era el mejor entre todos.

Nuevamente la pregunta: ¿Alguien creerá realmente que tiene sentido invertir en postular a un cargo dotado transitoriamente de esta manera?. Respuesta: Seguro que si, siempre hay quienes creen a todo evento. Y en buena hora porque legitimarán estos procesos. Todo legal.

Si la generalización de esta práctica no hunde a la DNSC, en el mejor de los casos, la dejará a la deriva. Pero aún es tiempo. Y la quimioterapia para evitar que esto ocurra es muy simple.

A mi me importa sobremanera que retome sus bríos la DNSC. Al país le hace y le hará bien una institucionalidad pública transparente de verdad, y no la misma trifulca de la historia tradicional, ahora tapada por una alfombra nueva de la que ya están apareciendo las primeras muestras del trabajo incompleto.

En este caso, creo que la solución es tan simple como sencilla, al punto que estoy muy intrigado en el porqué no se ha aplicado. (Y prefiero no ser mal pensado).

Bastaría con un Instructivo Presidencial que estableciera que las vacantes que se generen en las instituciones regidas por la DNSC, deben ser proveídas transitoriamente, con funcionarios internos de la propia organización. Es decir, por los mismos que subrogan habitualmente al titular del cargo en cuestión, cuando este se enferma, sale de vacaciones, etc. La clave está en que sea un profesional de la propia institución.

Por lo demás, de eso se tratan las subrogancias o las suplencias. De asegurar la marcha de la organización en el sentido establecido con anterioridad, hasta que llega un nuevo titular que, en su rol, puede mantener o innovar el rumbo. Cuando no opera así, y quien cumple ese rol viene desde afuera del sistema, seguramente se pasará todo el tiempo de la transitoriedad, aprendiendo el ser y el hacer del respectivo “negocio”, lo que por cierto es un mal negocio para la institución.

De esta manera, este titular transitorio interno, podrá también postular al cargo, pero en una dimensión en que su presencia no conlleve que ineludiblemente sea el elegido.

Así, con esta simple medida, la DNSC podrá retomar su rol, ocupando recursos fiscales con sentido real de utilidad, y no como fachada propia de una transparencia ausente.

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