Thursday, September 30, 2010

EDUCACION Y OCUPABILIDAD

Hoy (jueves 30.09.2010), asistí a un foro organizado por la Corporación La Araucana, para reflexionar acerca del tema de “Educación y Ocupabilidad”. Fue un muy saludable paréntesis entre los agitados día a día plagados de urgencias de coyuntura, para dejar espacio para hablar de lo importante, en una perspectiva de mediano y largo plazo.

Como conclusión tome nota de una serie de brechas que vale la pena tener presente para comenzar a abordarlas. Ninguno de los aspectos subrayados es idea mía, pero no cito al autor correspondiente porque puedo estar interpretándolo erróneamente dado que apenas es “mi lectura” de lo que escuché. Hecha la aclaración, vamos a lo concreto:
 
1. Ni los colegios ni la enseñanza superior (técnica y universitaria) enseñan a trabajar en equipo. Y esta es, precisamente, una de las principales exigencias de entrada que se buscan en los procesos de selección de personal.

2. La oferta de enseñanza técnica, en regiones, es mínima, lo que potencia el centralismo que tanto ha afectado al desarrollo del país. Agrego que, en todo caso, en Santiago es muy escasa, es decir, el problema es, desde su raíz, muy serio.
 
3. Ni en los colegios ni en la educación superior, se preocupan de desarrollar la búsqueda de un sentido trascendente de su profesión, asociado al ingreso al mundo del trabajo. Se señaló que, incluso a nivel profesional, cuando se le pregunta al recién titulado por qué quiere trabajar, su respuesta inicial es, casi siempre, “para ganar dinero”. Tenemos una gran debilidad al no lograr que nuestros estudiantes salgan con un sentimiento vocacional más claro y más fuerte.
 
4. Ni los colegios ni en la educación superior, se desarrolla la importancia del emprendimiento personal, de tener desafíos propios y actuar orientados e impulsados por ellos. Esto, en no pocas circunstancias, impacta en los niveles de empleabilidad (u ocupabilidad), dado que la única puerta que tocan los recién egresados es la de los empleos asalariados, olvidando espacios de autonomía que, en ocasiones (dependiendo del tipo de estudios) pueden resultarles incluso más rentables y disponibles para ellos.
 
5. Ni los colegios ni en la educación superior enseñanza a administrar y vivir en esta época de cambios tan rápidos y continuos. Esto genera una excesiva resistencia al cambio. Preciso que el gran problema que se detona en resistencia al cambio, no está asociado al cambio en si mismo, sino que sólo por el miedo a lo desconocido. Cuando ello se revierte, cuando se hace “conocido”, lo frecuente es que se pase de un estado de temor a una posición de anhelo por la innovación.

6. Ni los colegios ni en la educación superior desarrollan la iniciativa y la proactividad, que les permita hacerse cargo de los aspectos que les afecten. Está muy ligado a brechas anteriores, pero tienen sentido dejarla expresada porque contiene el desarrollo de competencias distintas.

7. Ni los colegios ni en la educación superior desarrollan el pensamiento crítico. Los jóvenes tienden a “seguir la corriente”, sin enfrentar los problemas que puedan emerger. Este aspecto me parece muy grave porque, al ocurrir, se instala en los trabajadores jóvenes, desde su inicio, un estilo laboral caracterizado por la sumisión y la repetición de “pegas”, sin que haya espacios para reconocer su importancia y para activar miradas creativas para su ejecución. Si esto no es deseable para quienes entran al mundo laboral desde la enseñanza media, para quienes lo hacen desde las carreras técnicas y, especialmente, desde el nivel universitario, resulta de una extrema gravedad. Tal vez, puede ser uno de los aspectos que expliquen el porqué, como país, estamos tan mal en materia de innovación y desarrollo creativo.
 
8. Ni los colegios ni en la educación superior están formando en lo que se necesita para que Chile crezca al ritmo que pretende el país. El mínimo desarrollo del nivel técnico, es particularmente significativo en este aspecto.

9. Son muy pocos, claramente insuficientes los recursos públicos que se destinan a la educación técnica. Hay una suerte de desprecio social por este nivel educacional. Este desprecio se observa en que, por ejemplo, el sueño generalizado de cada familia es que su hijo/a sea universitario/a, pese a que son crecientes las carreras técnicas que, económicamente, están mejor valorizadas que las universitarias. Así, se están reemplazando vocaciones por falsos conceptos de valor social.
 
10. Lo anterior, potencia la inequidad en el país. Falta hacerse cargo de la educación para la democracia. La UNESCO ha señalado que la educación no está contribuyendo a reducir las desigualdades sociales.
 
11. Las universidades tienen carreras muy largas, con mallas además muy rígidas. Se señaló que la realidad mundial va en un sentido distinto. Carreras más cortas, con mallas flexibles que abren espacio hacia estudios de post grado que es el espacio donde, efectivamente, se instalan las competencias profesionales, cuando ya el estudiante tiene mayor claridad de qué es lo que quiere, qué es lo que le gusta o qué es lo que no le gusta.

MI CONCLUSION.
 
Pese a que el tema surge recurrentemente en múltiples foros, en el país aún no hemos sido capaces de instalar los urgentes y fundamentales puentes que comuniquen el mundo de la educación con el mundo del trabajo. Mientras ello no ocurra, seguiremos hipotecando oportunidades de desarrollo, de crecimiento país y, por sobre todo, fortaleciendo frustraciones entre nuestros jóvenes que, muchas veces, aún ya titulados, todavía no saben por donde quieren caminar la vida que se les abre como adultos en edad laboral. Más grave aún, cuando la persona no concluye sus estudios, queda a la deriva, pues se queda sin ser competente en nada especial, pero con el dolor de las esperanzas que pasan a ser nuevas utopías de vida.

Termino este post felicitando a Antonio Castilla y a Sergio Urbina, de la Corporación La Araucana, no solo por la convocatoria a este foro, sino porque ya llevan varios años construyendo una huella que ayuda a que se acerque el momento en que, este puente social entre el mundo de la educación y el mundo del trabajo, se logre instalar de una vez por todas, en el nivel de pertinencia, globalidad y distribución socio-regional que se precisa.



Participaron en este foro: Georgeanne Barceló (Gerente de RR.HH., de IANSA); Eugenio Díaz (Presidente –S- de la Comisión Nacional de Acreditación); Roberto González (Vicerrector Académico de la U.C.); Juan Manuel Castro (Director Regional Metropolitano del SENCE); y Nelson Stevenson (Director Ejecutivo Corporación Educación La Araucana). Moderó: Olaya Jiménez. 

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