Saturday, October 08, 2005

El ROI, ¿nueva moda?

Esta sigla alude a un modelo para (en lo que me ocupa en este minuto), medir el retorno de la inversión que se haga en capacitación.

En Chile, particularmente en lo referido a la gestión de las organizaciones, tendemos a apropiarnos de todo aquello que suena a nuevo, aquello que vemos que es parte de los temas de otros países, sin analizarlo con la adecuada profundidad y perspectiva, para discriminar ex ante, si tiene sentido avanzar por ese camino, o se trata tan solo de una nueva moda ... que por lo mismo, pasará de moda.

Creo que esto puede estar comenzando a pasar con el ROI en su aplicación al Sector Público.

Por definición, el ROI, según su propio ideólogo, Phillips, implica comparar los diversos sujetos de gasto en una organización, antes de las intervenciones en capacitación, de manera que, por la vía de la comparación posterior a tales acciones, se verifique qué tanto contribuyó, en los resultados de la entidad, el incremento de capital humano.

El modelo me parece válido para el mundo privado (por cierto, tampoco para todo este ámbito) pero muy lejano de lo aplicable en el Sector Público. Por el contrario, para dicho sector, no solo es inviable, sino que esencialmente inútil.

Lo anterior porque, primero que todo, la lógica de productividad del Estado es diferente a la de los privados. En estos últimos, la clave es incrementar las utilidades en la medida que se reducen los costos, en general, los gastos. En el Sector Público, la productividad tiene que ver con los niveles de satisfacción de las demandas o necesidades del país, que no pueden ser asumidas por los privados o cuando su contribución es insuficiente.

Una simple mirada a los aparatos gubernamentales de los países desarrollados, reflejan que mientras más son tales, los recursos que moviliza el Gobierno son más fuertes. Ergo, el ROI necesariamente sería crítico en dichos lugares. Lejos mucho más crítico que el que se daría en Chile, ya sea en una mirada nacional, como también respecto de cada institución pública.

El tema, entonces, no va por la comparación de ingresos con gastos. sino que por los niveles en que, efectivamente, se contribuye de mejor forma a dar las soluciones o construir las respuestas que orienten, perfeccionen y mantengan un desarrollo sostenido, caracterizado por una creciente equidad de oportunidades.

Como el ROI no va por este camino, no queda sino verlo como una moda ... que pasará de moda, llevándose consigo no pocos recursos económicos.

Un hecho adicional: ROI es una marca registrada, en Chile representada por una única empresa (MAS Consultores), de modo que el riesgo de que se transforme en una fuente de controversias, o en un cierto sesgo hacia el monopolio, es una variable que no debe ser observada a la ligera.

¿Por dónde va el camino entonces?

Creo que va por donde ha ido estos últimos años. Por la vía de avanzar con mayor fuerza en el enfoque por competencias. Por concentrarse en la mirada estratégica de las organizaciones para visualizar las competencias que marcarán los puntos de inflexión hacia desempeños de creciente mayor estándar. Así, cada intervención en esas competencias, directa o indirectamente, impactará positivamente en el fin último y trascendente de cada Servicio Público.

Adicionalmente, el perseverar por este camino de las competencias laborales, permite seguir alineando los crecimientos del sector público con el privado, en que las certificaciones de calidad ya están siendo un imperativo de base para hacerse cargo de la globalización, de modo que está sea un impulso a nuestro desarrollo, y no, por el contrario, ser "consumidos" por ésta.

Ojalá entonces, el ROI para el Sector Público, sea como el Halley, llegó, tuvo mucho menos impacto que el imaginado, y se fue, a iluminar otras zonas en que, efectivamente, pueda ser útil.

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