Sunday, October 02, 2005

Rumbo al lugar 15 en Indice de Competitividad

Hace un rato leí una entrevista a Alejandro Foxley, en mi opinión una de las persoans más brillantes de nuestro país, y con una responsabilidad social que no requiere de titulares, señalar que un sueño posible es que, en una plazo de 5 años, podamos pasar del lugar 23, que dió el úlimo dato del Foro Económico Mundial, al lugar 15, fijando una meta concreta (por lo demás, única manera de fijar metas con sentido), emulando a la actual ubicación de Alemania.

Foxley lidera el diseño programático de Michelle Bachelet y creo que a nadie le extrañaría que fuese su Ministro del Interior en su Gobierno. Por lo tanto, no es solo un enunciado de alguien valorado y talentoso, sino que es una afirmación que puede colocar en un foco común, todo el diseño del programa de Michelle (como esto es un blog, me permito tutearla, como lo hacía cuando me encontraba con ella por los pasillos del Ministerio de Salud, en su primera pasada, cuando llegó de asesora del Subsecretario, en la época en que Carlos Massad era el Ministro).

Por lo mismo, si bien dicho sueño es de suyo sustantivo, uno puede mirarlo con aún más fuerza y, como todos los sueños que se comparten, comienzan a hacerse posibles (Sergio Spoerer, un gran sociólogo y observador de la realidad humana, me enseñó esta distinción respecto de los sueños que uno sueña solo, consigo mismo y que más bien tienen que ver con evadir, por algún rato, las realidades).

Yo creo en eso de hacerse cargo de sueños desafiantes, tal vez lejanos, pero posibles si se trabaja para ello. Así se construye el desarrollo. Es la otra vertiente motivacional, complementaria, y ojalá competitiva, al tradicional rol de las crisis, que obligan a pensar. En otras palabras, las naciones pueden crecer no solo de crisis en crisis, sino de sueño realizado tras nuevo sueño colectivo por alcanzar.

Vuelvo a Foxley, que debió ser Presidente de Chile (todavía puede serlo). Señala la entrevista varios cursos de acción, seguramente son, lejos, muchos más los que se están articulando en la Supra Comisión que lidera. Ojalá entre los que si están en la agenda de reflexiones, esté la modernización real del Estado.

Si se observa hacia atrás, solo el incipiente (y hasta ahí llegó) esfuerzo de Claudio Orrego, y el intento de Rodrigo Egaña, poco se ha podido avanzar en esta línea. Y esto si que es serio. Si hay algo en común entre los países desarrollados, es que cuentan con apartatos gubernamentales sólidos, fuertes, de alto estandar y líderes en todos los ámbitos. Por eso, en mi opinión, los esfuerzos de Orrego y de Egaña, fueron tan visionarios, como frustrantes sus epílogos.

Tal vez, el cambio en serio pasa por hacerse cargo, primero, de dos dimensiones:

1. Partir modernizando en serio a la Contraloría General de la República. No solo en lo tecnológico (aspecto que ha mejorado una enormidad, en los últimos años) sino en el tipo de profesional que lo integre. Desconozco el promedio de edad de esa institución, pero seguramente, si no es la que tiene el promedio de mayor antiguedad, está peleando ese lugar de "honor". Y no solo por la edad biológica de sus integrantes, sino por su reticencia a hacerse cargo de ser más que un tribunal inquisidor, una ayuda metodológica y orientadora para que las cosas se hagan bien, de manera fluida, y en los marcos legales. En esto, hay mucho, realmente mucho camino por recorrer.

2. Casi tan importante como lo anterior, sacar del liderazgo del desarrollo del Estado, al Ministerio de Hacienda. Mientras sea la DIPRES, quien se las siga arreglando para tener un rol tutelar sobre el tema, la mirada siempre será económica, y no organizacional ni menos centrada en el desarrollo del capital humano. Al estar ahí, incluso buenas ideas, como el PMG (Programa de Mejoramiento de la Gestión), se van debilitando con rigideces propias de la obsevación cuantitativa de los fenómenos organizacionales. Esta mirada, tal como la burocracia (en el sentido weberiano del concepto), es muy necesaria, pero totalmente insuficiente. El puinto no es menor, porque es bueno no olvidar que la Dirección Nacional del Servicio Civil, la última gran y necesaria apuesta, también (era que no) depende del Ministerio de Hacienda.

Si miramos y nos hacemos cargo de ambos aspectos, se estará dando un importante paso en busca de ese sueño de estar, en 5 años más, en el lugar 15 del índice de competitividad, al lado de Alemania y, en un país, de mejor estandar, donde además las inequidades ya no sean tan tremendas como las que nos hacen tropezar en Chile, a cada minuto.

En suma, estaremos colaborando para que el sueño de Foxley, al ser sueño de muchos, se haga realidad. Por lo demás, desde hoy, ya también es mi sueño.

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